Te voy a contar una historia muy interesante, cómo un profesor logró ganar siempre a la ruleta haciéndose millonario y cómo lo hacía.

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Cómo un profesor logró ganar siempre a la ruleta

Sí, un profesor logró ganar a la ruleta y ganó una gran suma de dinero, bastante, concretamente hace 54 años en Italia. 

Este hombre era un profesor de medicina llamado Richard Jarecki, próximo a los 40 años y un aspecto informal y algo descuidado. Apostó 100.000 dólares, una cantidad desorbitada en aquella época, en la ruleta.

Todas las personas que en ese momento se encontraban en el casino dejaron sus juegos y se apilaron alrededor de la ruleta expectantes por ver el desenlace de aquella locura. Pero no lo era, el profesor llevaba mucho tiempo estudiando y analizando ese juego y llegó a crear una metodología ganadora que le hizo millonario.

Este hombre era alemán y durante la II Guerra Mundial había pasado muchas penurias económicas con su familia, perdieron todo lo que tenían y se fueron a Estados Unidos buscando un futuro mejor.

Tenía una gran facilidad para los números y las matemáticas, de hecho se le consideraba una mente privilegiada. Decidió estudiar medicina, siendo considerado uno de los mejores investigadores a nivel mundial.

En los años 60 comenzó a centrarse en los juegos, un tema que le apasionaba porque consideraba que las matemáticas tenían mucho que ver en ellos, y concretamente se centró en el juego de la ruleta, ya sabes, ese que sale en las películas que se lanza una bolita y hay que apostar donde caerá finalmente. Un juego de suerte pero que Jarecki sabía que se podía ganar usando la cabeza y los números correctamente.

Lo primero que observó fue que al final de cada jornada en los casinos se procedía al cambio de dados y cartas por otros nuevos, pero en cambio las ruletas se mantenían siempre sin tocar y que solo se cambiaban tras el paso de muchos años. Se dio cuenta que debido al incesante uso sin descanso, las ruletas tenían desperfectos como zonas abolladas, algunas zonas con desnivel, etc y estos elementos podían tener incidencia, por ejemplo en que la bolita fuera a parar a una serie de números más veces de lo que cabría esperar.

Entonces, decidió observarlo por sí mismo y estaba todos los fines de semana en el casino observando atentamente y tomando notas en busca de «rarezas» desde el punto de vista de la estadística. 

Cuando consideró que tenía claro muchas cosas, cogió 100 dólares y decidió poner en práctica en la ruleta su metodología que acababa de crear. No tenía ninguna experiencia en los juegos de azar, pero solo tenía que ceñirse a su método.

¿Qué sucedió? Pues que con los 100 dólares ganó 5000 dólares.

Tuvo que irse de Estados Unidos a Alemania por trabajo ya que entró a formar parte de la Universidad, pero esto no varió sus planes, ya que decidió continuar con sus pesquisas en los casinos germanos y de Europa.

Se encontró con la agradable sorpresa de que las ruletas del Viejo Continente eran más viejas que las que frecuentaba en Estados Unidos y presentaban más defectos y desgastes. Así que empezó a jugar en los casinos de Mónaco y de Alemania.

Y llegó el famoso año 1964. Obtuvo un préstamos de 25.000 libras, jugó y ganó 625.000 libras. La proeza no pasó desapercibida para los medios de comunicación a lo largo y ancho del mundo. Todos le preguntaban cuál era su secreto, que contara su método, pero evidentemente era un secreto y si lo desvelaba dejaría de funcionar.

Entonces, para que le dejaran en paz y tranquilo, se inventó una historia para los periodistas y dijo que él llevaba un registro con los datos que iba viendo en el juego y luego los metía en un potente ordenador que mostraba qué números había que apostar. Esta versión convenció a algunos, pero otros se mostraron muy escépticos al respecto, pero al menos logró que quería que le dejaran en paz.

Tras meses de observar casinos y ruletas, descubrió una ruleta en la que curiosamente el número 33 salía muchas más veces de lo normal debido a sus imperfecciones por el paso del tiempo. Jugó y ganó casi 50.000 dólares. Meses después, regresó a la misma ruleta y ganó 190.000 dólares durante el fin de semana haciendo saltar la banca y dejando al casino sin liquidez . El casino tuvo que tomar medidas y le prohibió el acceso durante medio mes. Regresó después y ganó 100.000 dólares.

Los casinos temían a Jarecki y decidieron que al finalizar cada día había que mover las mesas de las ruletas y cambiarlas de sitio, pero el profesor sabía perfectamente cuáles eran sus favoritas gracias a las imperfecciones que había detectado en cada una de ellas por el desgaste que ocasione el paso del tiempo y el uso incesante años tras años.

Como vieron que no les funcionó el cambiar de sitio las mesas de las ruletas, algunos casinos no tuvieron más remedio que cambiar las mesas por unas nuevas. Hoy en día el profesor no hubiera podido lograr su proeza porque casi todas las ruletas son digitales con algoritmos implementados que ayudan al casino.

Finalmente, el profesor obtuvo casi un millón y medio de dólares, que hoy en día sería casi ocho veces más, toda una fortuna, en tan solo un periodo de 5 años.

Pero aquí no acaba el éxito. Al regresar a Estados Unidos en los años 70, se dedicó a ser broker de materias primas y logró un gran éxito, multiplicando su capital diez veces. 

En el inicio de la década de los 90 se fue a vivir a Manila y allí pasó el resto de sus días hasta su fallecimiento en 2018 con 87 años.

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