Veremos cómo aplicando el sentido común como estrategia de inversión en ocasiones hay oportunidades interesantes, pero no siempre.
Números que no dejan de sorprender
Ni la guerra entre Rusia y Ucrania, ni los repuntes del coronavirus en varios países, sobre todo en China, ni el fuerte ascenso de la inflación pueden con el mercado de acciones Wall Street que siguen subiendo y recuperando parte del terreno perdido. Y es que aunque los tres índices bursátiles van en negativo en lo que llevamos de 2022 (S&P500 -4,68%, Dow Jones -4,06%, Nasdaq -9,43%), desde que comenzó el conflicto bélico están en verde, el S&P500 +7,52%, el Dow Jones +5,22% y el Nasdaq +8,68%.
El S&P500 lleva así dos semanas seguidas en verde y ha recortado en un 50% la caída que llevaba en el actual ejercicio. Es más, en el caso del S&P500 hay un dato tremendo y no me refiero a la actual subida del +7,52% desde que empezó la guerra, sino que desde mediados de este mes de marzo cuando la Reserva Federal comenzó a subir los tipos de interés después de una espera de 4 años, ha tenido todas las sesiones en positivo menos 2 y ha subido un +6,6%, la mayor subida desde 1945 tras iniciarse un ciclo de alzas de tipos de interés. Y es que cuando la Fed subió los tipos de interés el S&P500 subió por encima del +1%.
La parte positiva de todo esto es que algo que se sabe históricamente: los mercados no temen ni reaccionan mal ante subida de tasas de interés, sino ante un ritmo rápido y fuerte. Esto ayuda a la Fed a tener algo de margen y corregir tal vez el presunto error que ha cometido de dejar pasar demasiado tiempo para cambiar su política monetaria y no atajar el auge de la inflación antes.
Sabemos que a la Fed no le gusta nada subir tipos cuando las Bolsas están débiles, que es el caso actual con todos los mercados principales en negativo en lo que va 2022. De hecho, en los últimos 22 años la última vez que subió las tasas con un mercado débil fue en el mes de diciembre de 2018 con los mercados de renta variable cayendo más que ahora, pero la Fed tuvo que enmendar el «error» y 7 meses después rectificó. Lo que sucede es que en aquella ocasión la inflación era inferior al 3% y no del 7,9% como ahora.
Como ya he comentado en otras ocasiones, la Fed se enfrenta a un dilema muy complejo: endurecer su política monetaria para frenar la inflación o mantener una velocidad de crucero. en el primer caso el riesgo es que la economía sufrirá una desaceleración. En el segundo caso la inflación seguirá subiendo. O se encarga de hilar muy fino de manera milimétrica o haga lo que haga llevamos las de perder.
Mientras tanto, los indicadores muestran que las expectativas de inflación en Estados Unidos están en niveles récords y que seguirá en cotas elevadas como mínimo hasta el 2024.
Aplicando el sentido común como estrategia de inversión
¿Recuerda lo que le comenté el 21 de marzo acerca del mercado del níquel? Pues se ha cumplido muy bien. Vamos a hablar un poquito de ello
Entre otras muchas cosas, comenté por qué el níquel seguiría cayendo y en qué niveles de precio podríamos verle rebotar al alza.
– «El libro de pedidos de la bolsa» reflejaba que en la mañana del viernes había más de 10.000 órdenes de venta al precio límite de 36.915 dólares y no sería de extrañar que no encuentre oferta hasta precios más bajo, como por ejemplo en 25.000-27.000 dólares.
– Entraría dentro de la «lógica» también que los inversores se animaran a comprar níquel en la LME por tema de arbitraje (realizar operaciones de compraventa de manera casi simultánea de un activo para sacar provecho de una diferencia de precio) entre el mercado de China y el mercado internacional, básicamente comprarían níquel si el precio cayese por debajo del precio en Shanghái. Y para ello el níquel tendría que caer más, porque el precio del metal para entrega en abril en Shanghái cotiza en 34.522 dólares y si quitamos el impuesto del 13% que se aplica al metal en el gigante asiático estaríamos hablando de unos 30.510 dólares en términos equivalentes a los de la LME. Pero aun peor, es que los contratos para entrega en junio en Shanghái cotizan más bajo todavía, a 30.000 dólares.
Es decir, explicaba por qué el níquel seguiría cayendo y por qué podría como poco a 30.000 dólares y rebotar al alza en 25.000-27.000 dólares.
Pues bien, el níquel siguió cayendo y alcanzó ese objetivo de 30.000 dólares porque bajó a unos 28.000 dólares y desde ahí rebotó al alza (indiqué que empezaban a verse ordenes de compra puestas en 25.000-27.000 dólares) de momento a 37.235 dólares, un rebote del +32,5% desde que igualó el precio de cotización con el de la Bolsa de Metales de Shanghái.
Es verdad que en los mercados no siempre resulta así de «claro» todo, esto ha sido una de esas veces en que era fácil saber o al menos intuir lo que podría pasar, pero no es lo habitual, por regla general las cosas suelen ser más complejas.
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